lunes, 22 de febrero de 2010

¡Corre!

Cuando desperté yo era un llavero que buscaba embargar, acoger, rodear y agrupar.
Por eso me acerqué a ti, zapatilla escurridiza, tu corrías y yo te cogí, y jugamos y reímos y rodamos.
Pero tú seguías corriendo, y frustrada por no poder seguir tu carrera me quedé allí quieta, esperando a alguien a quien poder de nuevo unirme.

Irene C.

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