domingo, 28 de febrero de 2010

metro, curro, catre y un sueño

Alguien. Alguien con una vida “normal”, ni triste ni increíble. Una vida con momentos buenos y momentos difíciles.
Una vida consumada. La parte material está lograda: colegio, instituto, universidad… Luego un trabajo, una pareja, unos hijos y la casa que viene con el conjunto.
Pero a una parte de sí mismo le falta algo. Le falta algo especial, diferente, estimulante. Algo que le excita, algo nuevo y con riesgos. Algo como… ¡un sueño!
A medida que ese sueño crece en él, su cotidiano cambia. El cielo, los colores, el ritmo de la vida… toda empieza a transformarse en algo más feliz. (Encuentra a algunas personas que le sonríe aunque normalmente no sea el caso, tiene más suertes con algunos detalles de su cotidiano, por ejemplo coger el metro a tiempo, no se le cae la pastilla en el lavabo…)
Y todos los días cuando va al trabajo con el autobús, se imagina historias y escenarios que le conduce hacia su sueño. Cada día, adelanta una parte de su sueño, como pequeños trozos de historia.

Por el momento hay 4 personajes: el protagonista (el marido), su mujer, una colega del trabajo y alguien como el mentor, el sabio del protagonista o alguien que el protagonista ha admirado toda su vida (alguien conocido), pero este personaje no lo tengo muy claro todavía…
Lo que tenemos son 3 períodos del cotidiano: en la casa (cuando la pareja se despierta, luego se van al baño y el desayuno antes que se vaya el marido al trabajo), luego tenemos el trayecto en autobús (que tarda un poco para acentuar el peso del cotidiano y luego para permitir los pensamientos y discusiones entre el protagonista y su “mentor”) y, por fin, tenemos la llegada al trabajo con el contacto con su colega de trabajo/recepcionista que es un poco fría y no muy amable.
Después pensaba que sería bien, a ver si tenemos el tiempo suficiente, que aparezca un momento breve donde vemos el protagonista trabajar en su ordenador (se siente en su cara que esta haciendo algo aburrido), luego va a comer sólo en la cafetería del trabajo (es un momento pesado para él), luego mismo momento con el ordenador, y por fin la parte del trabajo se acaba con el “saludo” a la recepcionista.
Por último, el día se acaba con la vuelta en autobús y los pensamientos del protagonista sobre lo que se imagina para tener una vida más excitante. Y no pienso que se necesita una última escena en casa, así acentuamos el “metro, curro, catre”.
Lo que imagino es que el primer día, cuando la pareja esta en casa, se habla muy poco (algo como 3 frases nada más), para que se vea que su rutina esta bien ordenada y que ya lleva años de “cohabitación” (el marido se levanta 5 minutos antes de su mujer, se ducha, luego cuando acaba es su mujer que va en el baño mientras su marido se vista, y después, apenas pasan tiempo juntos en la cocina para desayunar porque cada uno tiene su rutina para prepararse y a 5 minutos de intervalo para no molestarse).
Pensaba también que a partir del segundo día el “mentor” sugeriría consejos al protagonista para que anime un poco su vida, para que cambie alguno detalles de su cotidiano… por ejemplo, que sonría a la recepcionista (y así verá que estará más amable con él), que pregunte a su mujer si ha dormido bien (y verá que le hará un cumplido sobre un traje)… si tenéis ideas, ¡están bienvenidas!
Y todavía no estoy segura si el protagonista debe lograr un sueño al fin de la historia o más un cambio concreto (positivo) de su vida.
¿Qué os parece?

Julia

1 comentario:

  1. Muy bien Juliaaaaa
    Me parece muy bien, se me ha ocurrido esta canción!! La de baja por diversión.
    PD no sé cómo se adjunta entonces dejo aquí el link: :D

    http://www.youtube.com/watch?v=ZPZpn5NUoxg

    Irene GM

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