domingo, 21 de febrero de 2010

El diario

Yo no era nada más que un cuaderno vulgar
pero tenía escritos los más íntimos secretos
lo que merece el mayor de los respetos
y con mi vida los deberé de guardar.

Pero me sentía débil, frágil, vulnerable
me podía abordar cualquier demente
pues un simple cuaderno soy solamente
y sin defensa estoy hacia gente deplorable.

De repente, sin aviso, llegó el candado
y tristemente se dio cuenta de mi fragilidad
vino raudo hacia mí a toda velocidad
y me abrazó suavemente, con sumo cuidado.

Sentí su fuerza, su amor, su protección
ya no me sentía un cuaderno ordinario,
sentí la simbiosis, juntos éramos un diario
y junto a él triunfaría en mi misión.


Raúl

2 comentarios:

  1. A partir de ahora te llamaré Gustavo Adolfo.

    -José-

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  2. Las cosas más bellas de la vida llevan en su más íntima esencia la vulnerabilidad y la fragilidad latentes, y quizás sea ahí donde radica su belleza.
    ANA GRANDE

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